INTRODUCCIÓN:
La semana antes pasada, antes de semana Santa murió mi arrendatario, el
señor Astolfo Buelvas, todos lo llamábamos “Adolfo” tenia 90 años pero aun era
fuerte y vigoroso a pesar de su frágil aspecto, su familia fiel a las
costumbres ancestrales de Sucre me pidió que lo acompañara en las nueve noches
de velación y en el levantamiento del altar, esta costumbre que alguna vez años
ha, estuvo también en mi natal Barranquilla sin embargo desconocida para mi,
por ser presbiteriano desde el nacimiento, y aun amigos sacerdotes católicos
que consulte aseguraron que no es costumbre católica sino del sincretismo del
indígena americano y africano animistas, pero que perduro en el tiempo en
algunas regiones del país.
creían que el espíritu del difunto permanecía durante nueve noches
junto a sus cosas a menos que se les de una despedida adecuada y bebe agua de
un vaso dispuesto en un altar y se les
debe alumbrar el camino con una vela etc.
Un poco perturbado por no ser parte de nuestra costumbre fui a la
familia y les explique que no era parte de mi tradición celebrar tales ritos y
que sin embargo si así lo querían yo estaría con ellos orando y dándoles
consolación, trayéndoles la palabra lo que aceptaron gustosos, yo les acompañaría, creo que es una parte del
ministerio que me he ganado con los amargos momentos que he pasado acompañando
a tantos dolientes, la novena noche cayo justo en el viernes Santo y el
consistorio y yo como pastor hicimos el culto de viernes Santo al aire libre,
allí en plena calle del barrio Bolívar, frente a la casa de la familia, quienes
acompañaron las lecturas de las siete palabras.
A veces cuando he explicado que como pastor yo no celebro tales ritos a
los no miembros de la iglesia suelen llamar a un rezandero para este
levantamiento del altar, pero en esa noche me llamaron y me pidieron: “despida
usted a nuestro padre Pastor; usted debe ser el encargado”. y ese viernes santo
que señala el sacrificio de nuestro Señor acepte este llamado Allí en la mesa
había una la vela, un vaso de agua, un crucifijo, una flor y un manto blanco en
señal de la Cruz
. Oramos en comunidad y leí 1 de
tesalonicenses 4. aprecie el simbolismo
de este “altar” y le pedí a la familia que levantáramos en conjunto,
obvie los agüeros y creencias y les di el referente evangélico, el fuego del
espíritu santo siempre ardiendo, su vida se extingue pero para alumbrar ante el
señor, el agua que simboliza así mismo pureza y el poder del espíritu de Dios,
vuelve a la tierra, el crucifijo que simboliza el sacrificio del señor por
nosotros y el manto blanco esperanza y
recuerdo de su resurrección y la nuestra, fue solemne y rápido, lloraron como
despedida, y todos se abrazaron, entendí
entonces la importancia del duelo, entendí la esperanza del resucitado,
entendí en medio de este mundo de duelos light y rápidos funerales la
importancia de darle al dolor su tiempo y espacio.
“EL DUELO Y EL
DESPERTAR”
El llanto de una mujer rompía el
silencio en la soledad de la mañana, desconsolada veía el lugar donde había
yacido su amigo, su maestro, su cuerpo golpeado y torturado había sido sacado
de la tumba en la que debía permanecer por la eternidad, y el desconsuelo de no
tener un lugar para llorarlo, para recordarlo y para verlo de nuevo aunque su
cuerpo estuviese frio y yerto la llenaba de amargura.
había llegado antes muy temprano en la
mañana, otras dos mujeres le habían acompañado, una era Juana y María era la
otra, esta ultima era la madre de santiago,
otro de los muchos discípulos de su maestro, ninguno de ellos estaba ahora
allí. ellos aguardaban asustados encerrados en una habitación, pero ellas
habían estado allí mas temprano exponiéndose al riesgo de una violación por
parte de los soldados u otro que las encontrase a esa hora, o al asesinato o al
robo del costoso articulo que llevaban, un perfume. fueron a ver el cuerpo
llevando perfumes para ungir y lavar el cadáver del hombre que fue Jesús,
llenas de valor a enfrentar a la posible guardia que cuidaba el cuerpo.
Recuerdo
que estuve acompañando a una anciana cuyo hijo había sido desaparecido hacia
dos años, ella era una de las madres “guardianas de la memoria” grupo de
personas que buscaba pruebas y datos de los crímenes paramilitares en el norte y
sur de Sucre y su hijo había sido una de las tantas victimas de de un infame
paramilitar en Sucre conocido como jorge 40, ella junto a otras madres llevaba
una camisa, un suéter de algodón que llevaba estampada una fotografía de su
hijo y la fecha de su “desaparición” en ella, el joven era un activista de 28
años, ella sabia que el estaba muerto,
sabia que había sido asesinado pero el desconsuelo en su corazón era el hecho
que su hijo no tenia un lugar donde ser llorado y ser sepultado. Cuando le hizo
frente al hombre que era juzgado para que este reconociera lo que había hecho a
su hijo, este relato con sangre fría como le había matado y que su cadáver
estaba enterrado junto a otros tantos jóvenes sin nombre, en un lugar junto al
camino, para ella la tortura de tres años había llegado a su fin, aun quedaba la justicia y
la reparación por el hijo perdido pero el descanso de encontrar aunque sea los
huesos de su hijo, la lleno de consuelo, de que este había sido al fin
encontrado. Que al fin podría llorar junto a su tumba y al fin podría hacer un
duelo por su malogrado hijo.
Eso
me hace recordar o hacer un paralelo en el sin fin de sentimientos que pudieron
pasar por la mente de Magdalena al ver la tumba vacía, Lucas relata que la
sorpresa de las mujeres fue mayúsculo pues dos hombres de blancas vestiduras le
dijeron sencillamente -Jesús,
no esta entre los muertos, El ha resucitado-
Esta afirmación en vez de ser un motivo de gozo las lleno de terror, corrieron
ante la presencia de los desconocidos y le avisaron a los demás discípulos: -se llevaron el cuerpo de nuestro maestro, ¡ya no
esta!.- ¿resucitado? es posible que no creyeran o
ni siquiera aceptaran esta posibilidad, a su maestro aparte de matarlo, le
robaban el descanso en la tierra, Pedro y Juan corrieron a comprobar por si
mismos la veracidad de estas palabras, al llegar al sepulcro vació lo
supieron, era cierto su cuerpo había
desaparecido, Pedro se lleno de amargura posiblemente pensó -”ni
siquiera su cuerpo han respetado” pero el otro
discípulo cayo de rodillas, algo en su corazón roto empezó a sanar, entendido
que Jesús había resucitado. Se fueron cada uno con diferentes pensamientos
acerca de esto, mientras María continuo desconsolada.
Entonces
allí expuesta como mujer sola a un ataque en solitario, sola desconsolada y sin
comprender escucho entre las lagrimas la
llegada de un hombre que le decía: Mujer
¿a quien buscas?. En su patética
desesperación le grito al que creyó ser el hortelano, buscando una esperanza de
encontrar el cuerpo amado de su maestro -Por favor si tu lo tomaste dime donde esta, te lo ruego,
-pregunto entre las lagrimas, la respuesta del hombre fue llamarla por su
nombre:
-¡María! -la sorpresa de la mujer debió ser
mayúscula, era él, estaba enfrente suyo, no un cadáver, sino él en persona, su
amigo y maestro hablándole y consolándola. .¡Maestro!
La madre del joven activista espero
el informe de medicina legal para que reconociera al fin los restos de su hijo,
los restos que ella llevaría a descansar junto a los de su esposo y su otro
hijo, estos no fueron encontrados, su hijo no estaba donde debía estar, cuando
el paramilitar mando a matar a los activistas, uno de ellos fue herido en la
cabeza pero no murió, fue sepultado, pero en medio de la noche salio de la
tumba bajo un aguacero torrencial, camino por kilómetros con la herida y el
cuerpo lleno de tierra y golpes, el trauma le había dejado sin habla, y sordo,
durante dos años el joven desconocido permaneció en una institución y luego al
recuperarse. Sin tener recuerdo de su nombre ni de su pasado se había quedado
en un pueblo cerca de Uraba antioqueño
como ayudante de cocina, dos años después durante la audiencia a los asesinados
por los paramilitares reconoció en televisión en su mente descompuesta por el
disparo a una mujer entre el resto de personas que clamaban justicia y
reparación, reconoció un rostro entre las fotografías y de entre los
desaparecidos y en televisión, entre las personas que buscaban a su familia-
madre e hijo se encontraron después de cuatro años, el a pesar de estar un poco
tartamudo y sordo, y con un ceguera en su ojo derecho abrazo a su madre en
medio del llanto y la incredulidad; Su hijo habia muerto y ahora estaba vivo y una madre empezó a creer en la resurrección.
El
abrazo de los dos Jesús y María Magdalena, debió durar una eternidad, el abrazo
de la magdalena a Jesús la lleno de gozo, La versión Reina Varela traduce en la
voz de Jesús el griego “Me mou aptou” lo mismo la versión católica en latín:
“Noli me tangere” como “no me toques” una frase cortante para alguien que ve a
su señor resucitado, otras traducciones posibles son “Suéltame” o mejor prefiero creer que Jesús le dijo -no en detengas
- yo iré al padre ahora dile a mis hermanos que nos veremos pronto-
María se convirtió allí en la primera apóstol enviada a sus discípulos con un
mensaje ; “el señor ha resucitado”
La comodidad de la
razón es que nos parece la apuesta mas segura. Sin una pizca de pruebas
históricas o tangibles ante un sinnúmero de posibilidades o explicaciones
posibles, ante la desesperanza,esperanza contra esperanza; nosotros la iglesia
hemos creído que Jesús ha resucitado! Y
nosotros con él juntamente resucitaremos. ¡Cristo Vive!
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