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lunes, 1 de abril de 2013

“EL DUELO Y EL DESPERTAR” homilía de Resurrecion


INTRODUCCIÓN:
La semana antes pasada, antes de semana Santa murió mi arrendatario, el señor Astolfo Buelvas, todos lo llamábamos “Adolfo” tenia 90 años pero aun era fuerte y vigoroso a pesar de su frágil aspecto, su familia fiel a las costumbres ancestrales de Sucre me pidió que lo acompañara en las nueve noches de velación y en el levantamiento del altar, esta costumbre que alguna vez años ha, estuvo también en mi natal Barranquilla sin embargo desconocida para mi, por ser presbiteriano desde el nacimiento, y aun amigos sacerdotes católicos que consulte aseguraron que no es costumbre católica sino del sincretismo del indígena americano y africano animistas, pero que perduro en el tiempo en algunas regiones del país.
creían que el espíritu del difunto permanecía durante nueve noches junto a sus cosas a menos que se les de una despedida adecuada y bebe agua de un vaso dispuesto  en un altar y se les debe alumbrar el camino con una vela etc.
Un poco perturbado por no ser parte de nuestra costumbre fui a la familia y les explique que no era parte de mi tradición celebrar tales ritos y que  sin embargo si así lo querían  yo estaría con ellos orando y dándoles consolación, trayéndoles la palabra lo que aceptaron gustosos,  yo les acompañaría, creo que es una parte del ministerio que me he ganado con los amargos momentos que he pasado acompañando a tantos dolientes, la novena noche cayo justo en el viernes Santo y el consistorio y yo como pastor hicimos el culto de viernes Santo al aire libre, allí en plena calle del barrio Bolívar, frente a la casa de la familia, quienes acompañaron las lecturas de las siete palabras.
A veces cuando he explicado que como pastor yo no celebro tales ritos a los no miembros de la iglesia suelen llamar a un rezandero para este levantamiento del altar, pero en esa noche me llamaron y me pidieron: “despida usted a nuestro padre Pastor; usted debe ser el encargado”. y ese viernes santo que señala el sacrificio de nuestro Señor acepte este llamado Allí en la mesa había una la vela, un vaso de agua, un crucifijo, una flor y un manto blanco en señal de la Cruz . Oramos en comunidad y leí 1 de tesalonicenses 4. aprecie el simbolismo  de este “altar” y le pedí a la familia que levantáramos en conjunto, obvie los agüeros y creencias y les di el referente evangélico, el fuego del espíritu santo siempre ardiendo, su vida se extingue pero para alumbrar ante el señor, el agua que simboliza así mismo pureza y el poder del espíritu de Dios, vuelve a la tierra, el crucifijo que simboliza el sacrificio del señor por nosotros   y el manto blanco esperanza y recuerdo de su resurrección y la nuestra, fue solemne y rápido, lloraron como despedida, y todos se abrazaron, entendí  entonces la importancia del duelo, entendí la esperanza del resucitado, entendí en medio de este mundo de duelos light y rápidos funerales la importancia de darle al dolor su tiempo y espacio.


 “EL DUELO Y EL DESPERTAR”

El llanto de una mujer rompía el silencio en la soledad de la mañana, desconsolada veía el lugar donde había yacido su amigo, su maestro, su cuerpo golpeado y torturado había sido sacado de la tumba en la que debía permanecer por la eternidad, y el desconsuelo de no tener un lugar para llorarlo, para recordarlo y para verlo de nuevo aunque su cuerpo estuviese frio y yerto la llenaba de amargura.

había llegado antes muy temprano en la mañana, otras dos mujeres le habían acompañado, una era Juana y María era la otra, esta ultima  era la madre de santiago, otro de los muchos discípulos de su maestro, ninguno de ellos estaba ahora allí. ellos aguardaban asustados encerrados en una habitación, pero ellas habían estado allí mas temprano exponiéndose al riesgo de una violación por parte de los soldados u otro que las encontrase a esa hora, o al asesinato o al robo del costoso articulo que llevaban, un perfume. fueron a ver el cuerpo llevando perfumes para ungir y lavar el cadáver del hombre que fue Jesús, llenas de valor a enfrentar a la posible guardia que cuidaba el cuerpo.
Recuerdo que estuve acompañando a una anciana cuyo hijo había sido desaparecido hacia dos años, ella era una de las madres “guardianas de la memoria” grupo de personas que buscaba pruebas y datos de los crímenes paramilitares en el norte y sur de Sucre y su hijo había sido una de las tantas victimas de de un infame paramilitar en Sucre conocido como jorge 40, ella junto a otras madres llevaba una camisa, un suéter de algodón que llevaba estampada una fotografía de su hijo y la fecha de su “desaparición” en ella, el joven era un activista de 28 años,  ella sabia que el estaba muerto, sabia que había sido asesinado pero el desconsuelo en su corazón era el hecho que su hijo no tenia un lugar donde ser llorado y ser sepultado. Cuando le hizo frente al hombre que era juzgado para que este reconociera lo que había hecho a su hijo, este relato con sangre fría como le había matado y que su cadáver estaba enterrado junto a otros tantos jóvenes sin nombre, en un lugar junto al camino, para ella la tortura de tres años había llegado a su fin, aun quedaba la justicia y la reparación por el hijo perdido pero el descanso de encontrar aunque sea los huesos de su hijo, la lleno de consuelo, de que este había sido al fin encontrado. Que al fin podría llorar junto a su tumba y al fin podría hacer un duelo por su malogrado hijo.
Eso me hace recordar o hacer un paralelo en el sin fin de sentimientos que pudieron pasar por la mente de Magdalena al ver la tumba vacía, Lucas relata que la sorpresa de las mujeres fue mayúsculo pues dos hombres de blancas vestiduras le dijeron sencillamente -Jesús, no esta entre los muertos, El ha resucitado- Esta afirmación en vez de ser un motivo de gozo las lleno de terror, corrieron ante la presencia de los desconocidos y le avisaron a los demás discípulos: -se llevaron el cuerpo de nuestro maestro, ¡ya no esta!.- ¿resucitado? es posible que no creyeran o ni siquiera aceptaran esta posibilidad, a su maestro aparte de matarlo, le robaban el descanso en la tierra, Pedro y Juan corrieron a comprobar por si mismos la veracidad de estas palabras, al llegar al sepulcro vació lo supieron,  era cierto su cuerpo había desaparecido, Pedro se lleno de amargura posiblemente pensó  -”ni siquiera su cuerpo han respetado” pero el otro discípulo cayo de rodillas, algo en su corazón roto empezó a sanar, entendido que Jesús había resucitado. Se fueron cada uno con diferentes pensamientos acerca de esto, mientras María continuo desconsolada.
Entonces allí expuesta como mujer sola a un ataque en solitario, sola desconsolada y sin comprender  escucho entre las lagrimas la llegada de un hombre que le decía: Mujer ¿a quien buscas?. En su patética desesperación le grito al que creyó ser el hortelano, buscando una esperanza de encontrar el cuerpo amado de su maestro -Por favor si tu lo tomaste dime donde esta, te lo ruego, -pregunto entre las lagrimas, la respuesta del hombre fue llamarla por su nombre:
-¡María! -la sorpresa de la mujer debió ser mayúscula, era él, estaba enfrente suyo, no un cadáver, sino él en persona, su amigo y maestro hablándole y consolándola. .¡Maestro!

La madre del joven activista espero el informe de medicina legal para que reconociera al fin los restos de su hijo, los restos que ella llevaría a descansar junto a los de su esposo y su otro hijo, estos no fueron encontrados, su hijo no estaba donde debía estar, cuando el paramilitar mando a matar a los activistas, uno de ellos fue herido en la cabeza pero no murió, fue sepultado, pero en medio de la noche salio de la tumba bajo un aguacero torrencial, camino por kilómetros con la herida y el cuerpo lleno de tierra y golpes, el trauma le había dejado sin habla, y sordo, durante dos años el joven desconocido permaneció en una institución y luego al recuperarse. Sin tener recuerdo de su nombre ni de su pasado se había quedado en un pueblo cerca de Uraba  antioqueño como ayudante de cocina, dos años después durante la audiencia a los asesinados por los paramilitares reconoció en televisión en su mente descompuesta por el disparo a una mujer entre el resto de personas que clamaban justicia y reparación, reconoció un rostro entre las fotografías y de entre los desaparecidos y en televisión, entre las personas que buscaban a su familia- madre e hijo se encontraron después de cuatro años, el a pesar de estar un poco tartamudo y sordo, y con un ceguera en su ojo derecho abrazo a su madre en medio del llanto y la incredulidad; Su hijo habia muerto y ahora estaba  vivo y una madre  empezó a creer en la resurrección.
El abrazo de los dos Jesús y María Magdalena, debió durar una eternidad, el abrazo de la magdalena a Jesús la lleno de gozo, La versión Reina Varela traduce en la voz de Jesús el griego “Me mou aptou” lo mismo la versión católica en latín: “Noli me tangere” como “no me toques” una frase cortante para alguien que ve a su señor resucitado, otras traducciones posibles son “Suéltame” o mejor  prefiero creer que Jesús le dijo -no en detengasyo iré al padre ahora dile a mis hermanos que nos veremos pronto- María se convirtió allí en la primera apóstol enviada a sus discípulos con un mensaje ; “el señor ha resucitado La comodidad de la razón es que nos parece la apuesta mas segura. Sin una pizca de pruebas históricas o tangibles ante un sinnúmero de posibilidades o explicaciones posibles, ante la desesperanza,esperanza contra esperanza; nosotros la iglesia hemos creído  que Jesús ha resucitado! Y nosotros con él juntamente resucitaremos. ¡Cristo Vive!

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